Historieta romántica
La
historieta o
cómic romántico o
sentimental constituye uno de los
géneros en los que puede dividirse la producción
historietística.
Ha estado generalmente dirigida a un público femenino, siendo
tradicionalmente uno de los pocos que ha sido cultivado por mujeres.
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- El tema principal es la relación y el amor romántico
que surge y se desarrolla entre dos seres humanos. Aunque pueden
existir otras subtramas, estas deben girar en torno a los conflictos,
desavenencias, aventuras y desventuras referentes al enamoramiento, la
amistad y el amor.
- Se basan en la noción maniquea de que existe una justicia emocional
innata, de tal forma que la gente buena acaba siendo recompensada y la
malvada es castigada. En una historieta romántica, los amantes que se
arriesgan a luchar por su amor y su relación acaban siendo recompensados
con justicia emocional y amor incondicional. Si no fuera así, nos
hallaríamos ante una historieta más bien costumbrista. Carlos Giménez establece, por ejemplo, una diferencia entre "contar
una historia de amor de verdad o contar una historia de tres páginas en
la que tiene que haber un beso al principio, otro al final, final
feliz, dos protagonistas masculinos y uno femenino
- El final de la historia debe ser, por lo tanto, positivo, sugiriendo
al lector que el amor entre los protagonistas y su relación perdurará
por el resto de sus vidas, aunque esta vida de pareja no llegue a
representarse. Las historietas románticas finalizan de tal manera que el
lector se siente bien.
- Es habitual que presenten gran riqueza de vestuarios y alguna referencia a países exóticos.
- En la historieta japonesa
(manga) y la influida por ella, son frecuentes los destellos en unos
ojos sobredimensionados, las visiones de flores, y las figuras
estilizadas.
Se llamaba romántico al cómic de las chicas, pero lo que es
auténticamente romántico es el cómic de los chicos, en el que está el
hombre frente al mundo, la defensa de la idea... El cómic de las chicas
es una formación prosaica, y además de reglas y normas, para conquistar a
un señor. Es muy pragmático, es: cómo te lo has de montar para vivir a
través de otros, para cazar a aquel que va a desarrollar tu imaginario,
no tú. Y eso no es nada romántico.
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